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Trama

Germán Rubio ha conseguido su meta, ser profesor de literatura española del Siglo de Oro en la Universidad de Nueva York. Como una actividad para sus alumnos, difunde en Facebook algunos sonetos para ayudar a comprender la técnica poética que autores como Lope o Quevedo llevaron a su cenit. Pero el drama surge cuando comienzan a aparecer personas asesinadas usando las descripciones realizadas en los poemas de Germán.

En la base de datos de la Interpol, la policía de Nueva York encuentra una conducta similar. Se trata de un asesino en serie de nacionalidad turca, Osman Sevil, el carnicero de Beyoglu, que cumple condena en una cárcel de Estambul. Transnacionalidad y uso de la tecnología son los elementos que incitan al NYPD a solicitar la ayuda de la Brigada de Cibercrimen de la Interpol, por lo que los inspectores Diego Whitehead y Anette Briand se desplazan a la ciudad para colaborar en la investigación.

Los agentes van descubriendo un remoto hilo que une la figura del falso mesías judío Sabatai Zeví con la diáspora sefardí y la comunidad de los dömneh en Turquía. Una historia que hunde sus raíces en la tragedia del exilio y que nos presenta una visión ritual de la transgresión y el pecado como elementos de redención, de sublimación del mal, al estilo de cómo los seguidores de Sabatai los interpretaron en su día. La música, el filósofo Spinoza, el jesuita Baltasar Gracián y la odisea de los marranos son el resto de los componentes del tapiz de fondo con el que este thriller camina desde el Barroco español hasta las redes sociales del siglo XXI.

Veámoslo en algunos textos de El blues de Nolita:


…los llamados marranos, es decir, los criptojudaizantes que se quedaron en la península ibérica y que, con más o menos precisión, continuaron practicando el judaísmo en privado mientras que en público seguían toda la ritualización que el catolicismo les imponía. Eran marranos porque marraban en la interpretación, tanto de los preceptos de la religión católica como de la judía. El marranismo introdujo un cierto modo de interpretar la firmeza en los principios. Hasta se ha hablado de la épica del incumplimiento, es decir, de lo meritorio que podía ser la práctica de la transgresión como forma de redención. A tanto llegó este asunto que incluso en el siglo XVII surge la figura de un presunto mesías sefardí, Sabatai Zeví que, en un acto de transgresión suprema, abrazó el islam y abandonó el judaísmo cuando se vio amenazado por el sultán otomano. En la figura de Sabatai el marrano enaltece su apostasía, convirtiéndola incluso en un camino sagrado de salvación. Transgredir las normas de la propia fe como el mayor acto de profesión de dicha fe.


..hay que mencionar también la enorme influencia en su exilio de los judíos sefardíes a lo largo de todo el mundo y, principalmente, en el Mediterráneo. Los países musulmanes fueron los que más fácilmente acogieron a los expulsados y en países como Marruecos o en el Imperio Otomano se fundaron colectividades que aún hoy conservan hasta el antiguo español que hablaban, el llamado ladino. Y todo ello sin olvidar a colectividades con una pujanza intelectual fuera de serie como es el caso de la de Amsterdam, donde exiliados españoles y portugueses crearon la que quizá fue la comunidad judía más dinámica, próspera e intelectualmente activa de la época. No en vano, es en ella donde aparece una de las más grandes figuras de la filosofía de todos los tiempos, aquel pulidor de lentes de tan preclara inteligencia y que tanto ha influido en pensadores, científicos y literatos posteriores, me refiero a Baruch de Spinoza.